Duelo patológico nueva pandemia por el COVID-19

Duelo patológico nueva pandemia provocada por el  COVID-19

El duelo es uno de los estados psicológicos más conocidos y comunes por la sociedad. La mayoría de personas en el mundo lo ha sufrido alguna vez o conoce a alguien que ha pasado por esta situación. El duelo es una respuesta emocional adaptativa y normal ante una muerte, es el proceso de ajuste a la nueva realidad que tenemos cuando sufrimos una perdida emocional en nuestras vidas. Se sabe que este es un proceso por el que debemos pasar, siempre que experimentamos esta situación.

La  psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross, se basa en que existen 5 etapas del duelo. La primera es la etapa de la negación, se caracteriza porque la persona no acepta la realidad de la perdida, ya sea de forma consciente o inconsciente. La segunda es la etapa de la ira, en esta son característicos los sentimientos de rabia y resentimiento, así como la búsqueda de responsables o culpables. La tercera etapa es la negociación, en esta las personas imaginan la idea de poder revertir o cambiar el hecho de la muerte. La cuarta etapa es la depresión, es caracterizada por una tristeza profunda y sensación de vacío, no se refiere a una depresión clínica, sino a un conjunto de emociones vinculadas a la tristeza naturales ante la pérdida de un ser querido. Por ultimo tenemos la etapa de aceptación, caracterizada por el asentimiento de la perdida, donde las personas en duelo aprenden a convivir con su dolor emocional e inician desapego, al mismo tiempo comprenden lo sucedido y con el tiempo recuperan su capacidad de experimentar alegría y placer. Cabe resaltar que no todas las personas pasan por todas las etapas del duelo, al igual que pueden llegar a saltar entre ellas o devolverse a alguna.

La duración y expresión del duelo normal varía mucho de una persona a otra y puede mantenerse de dos meses a dos años. Las características de este son: malestar físico, sentimiento de culpabilidad, irritabilidad, incapacidad para funcionar de la misma manera y preocupación por olvidar a la persona fallecida. Sin embargo hay que estar atento por si aparecen ciertos síntomas que pueden indicarnos que no estamos ante una reacción de duelo normal, por el contrario nos encontramos ante un duelo patológico.

El duelo patológico es la intensificación del duelo,  produce a la persona un desborde del comportamiento, en el cual presenta conductas desadaptadas, o permanece inacabablemente en este estado sin avanzar en el proceso de duelo hacia su resolución. Los síntomas  habituales que  presenta una persona en estado de duelo patológico son: Dificultades para aceptar la muerte del ser querido o la negación de que haya fallecido; la soledad, tristeza, ira, vergüenza y  culpa son los sentimientos predominantes, estos se intensifican a pesar del paso de meses o incluso años; presenta recuerdos o imágenes intrusivas acerca de la persona, de las circunstancias en que falleció, o bien sobre el cuerpo del individuo fallecido que le impiden continuar con su vida diaria; busca o tiene deseos intensos de encontrarse con la persona fallecida, ya sea frecuentar los lugares en los que solían verse, o realizar actividades que solían compartir; expresa que en ocasiones siente que ve o escucha a la persona que murió y se culpa por no haber hecho lo suficiente para impedir la muerte o no haberlo  acompañado lo suficiente. Es impórtate aclarar que las personas que llegan a presentar el trastorno de duelo patológico no presentan todos estos síntomas, al contrario deben cumplir el criterio de por lo menos cuatro de la sintomatología anteriormente expuesta, al igual que este puede iniciar desde la muerte del ser querido o después de un tiempo.

El duelo patológico puede desencadenarse si las muertes son súbitas, inesperadas  inoportunas, por muertes múltiples, asesinato o catástrofe y las muertes por suicidio o auto-negligencia. En este artículo nos enfocaremos en las muertes producidas por una catástrofe en este caso el COVID-19, en el cual podemos identificar que el procedimiento que se realiza a una persona que da positivo a la enfermedad luego de ser internada en una clínica u hospital es muy riguroso. Este incluye no visitas, por lo que los familiares amigos y conocidos, no pueden hacer parte del tratamiento. Si la persona fallece no tienen acceso a ver el cuerpo y deben hacer parte de una lista de espera en las funerarias para poder hacer el proceso de preparación del cuerpo, la velación y debida cremación.

Como hemos podido observar los hospitales y centros de atención en salud cuando hay una catástrofe de esta índole rebasan su capacidad, por lo que llegan al punto de no recibir a más personas infectadas por el virus y estas no pueden tomar el tratamiento, obligándolos a quedarse en sus casas bajo el cuidado de sus familiares o solos. En muchas ocasiones mueren en casa y el levantamiento del cuerpo puede tomar días o semanas, a consecuencia de esto los familiares se ven en la necesidad de quedarse con el cuerpo sin vida, ya que la capacidad de la morgue también se excede y no cuenta con los recursos suficientes para recibir todos los cuerpos y realizar el debido proceso. Muchas personas no tienen los recursos económicos para la velación por lo que en ocasiones abandonan el cuerpo del familiar dejándolo en manos de la morgue o gobierno. Por las experiencias tan fuertes y traumáticas que se viven en una pandemia las personas o familiares que deben realizar el debido proceso de duelo, inician a presentar síntomas de un duelo patológico.

Se recomienda, a los familiares, conocidos y amigos de estas personas fallecidas, realizar un ritual de despedida que sirva de punto y aparte para cerrar asuntos pendientes. En estos tipos de duelo, el apoyo social cobra mucha más importancia que en duelos que se producen por otras circunstancias; las personas necesitan sentirse comprendidas, arropadas, acompañadas y sobre todo necesitan cerrar para poder reiniciar. La ayuda de un profesional es vital en este tipo de situaciones.

Wendy Pita

Psicóloga

Referencias de la imagen: EFE salud

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